Terrorismo, historia y significado.



   Los atentados de los últimos días contra un militar en las calles de Londres, por parte de dos alucinados, y en París, o las bombas del maratón de Bostón reabren un tema que siempre está ahí, aunque muchas veces latente entre el maremágnum de noticias que nos absorven éstos días de crisis, corrupción y problemas en Oriente medio, y éste no es otro que el problema del TERRORISMO.

   Para acercarnos a éste tema lo mejor es hacer una breve introducción donde podamos delimitar qué se  entiende por terrorismo, para posteriormente hacer un análisis histórico de sus orígenes y sus motivaciones:


Terrorismo, definición.

   Definir terrorismo es complicado como veremos a continuación, depende de lo que queramos expresar o el punto de vista que queramos darle, el terrorismo ha venido explicado en función del tiempo y el lugar donde se desarrolle, en líneas generales podemos decir que: 

   "El terrorismo es el uso sistemático del terror, para coaccionar a sociedades o gobiernos, utilizado por una amplia gama de organizaciones políticas en la promoción de sus objetivos, tanto por partidos políticos nacionalistas y no nacionalistas, de derecha como de izquierda, así como también por corporaciones, grupos religiosos, racistas, colonialistas, independentistas, revolucionarios, conservadores y gobiernos en el poder.

   El terrorismo, como táctica, es una forma de violencia que se distingue del terrorismo de estado por el hecho de que en éste último caso sus autores pertenecen a entidades gubernamentales. Se distingue también de los actos de guerra y de los crímenes de guerra en que se producen en ausenciade ésta. La presencia de actores no estatales en conflictos armados ha creado controversia con respecto a la aplicación de las leyes de guerra.

  La palabra "terrorismo" tiene fuertes connotaciones políticas y posee elevada carga emocional y esto dificulta consensuar una definición precisa." (Wikipedia, "Terrorismo")

Historia del Terrorismo.



   Su primera manifestación histórica se produjo en Palestina en el año 66 con los "sicarii", un grupo radical que luchó contra los romanos y los palestinos que los apoyaban. Estos terroristas primitivos atacaban a sus enemigos en días festivos, cuando la multitud que se congregaba en Jerusalén les permitía actuar con mayor impunidad. 

   Un sicario es una persona que mata a alguien por encargo de otro, por lo que recibe un pago, generalmente en dinero u otros bienes. Asesino asalariado. Es una figura conocida por el derecho romano que reguló especialmente su condena penal, por la particular crueldad con que se conducían estos asesinos, mediante la lex Cornelia de sicariis et veneficis (ley Cornelia sobre apuñaladores y envenenadores) del año 81 antes de nuestra era.

   Su actividad estuvo vinculada en principio a la política, actuando en las asambleas populares, particularmente durante el peregrinaje al templo, cuando apuñalaban a sus enemigos (contrarios políticos de sus amos o simpatizantes -cliente- de ellos) lamentándose ostensiblemente después del hecho para escapar de la detención.


   El arma de los "sicarii" era una espada corta (sica) que escondían bajo las túnicas (literalmente sicarius significa: "hombre daga"). Sus víctimas nunca sabían de donde provenía el golpe. Sabotearon los suministros de agua de la ciudad e incendiaron los archivos públicos para destruir los comprobantes de los prestamistas. Los que fueron atrapados y condenados a muerte consideraron su ejecución como un martirio gozoso. Una actitud similar debió animar al piloto suicida Mohamed Atta cuando estrelló el avión contra la Torre Norte del World Trade Center de Nueva York. 



   Los nizaríes, cuyos detractores nominaron Hashshashin fueron una rama de la secta religiosa chiíta-ismaelita de los musulmanes en Oriente Medio, activa entre los siglos X y XIII. Se hizo famosa a partir del siglo XI cuando tuvo su máximo poder en la dinastía Fatimí, por su actividad estratégica de asesinatos selectivos contra dirigentes políticosmilitares y Reyes


   La secta de los Asesinos, presentaba las mismas características mesiánicas que los alucinados kamikazes de Al Qaeda. Su líder espiritual, Hassan-i Sabbah, también conocido como el Viejo de la Montaña, proporcionaba hachís a sus hombres para anticiparles los placeres de un paraíso celestial al que accederían tras cometer actos terroristas suicidas. El uso del cannabis hizo que esta secta ismaelita fuera llamada "hachachín", un término que los cruzados franceses que merodeaban por Oriente Próximo convirtieron en "assassin", de donde deriva la palabra "asesino". 


   El grupo, en origen, era una comunidad de partidarios del ismaelismo en Irán, (por eso recibió el nombre de Orden de los Ismaelitas) es decir, una secta minoritaria del chiismo, a su vez minoritario en un país eminentemente sunní. El gran centro de poder ismaelí era el Califato Fatimí, con sede en El Cairo. En 1090, para ponerse a salvo de las persecuciones, y dirigidos por el carismático Hassan-i Sabbah, tomaron la fortaleza de Alamut, una posición inexpugnable en las montañas, al sur del mar Caspio.

Aunque su principal y más conocida sede era Alamut, poseían muchas otras plazas fuertes en Irán y Siria, de modo que conformaban una red cohesionada y bien comunicada, a la que algunos autores califican de "Estado"

   Desde mediados del siglo XIX, el terror ejerce su estrategia destructiva al amparo de reivindicaciones sociales, religiosas o nacionalistas. Con la Yihad global de Al Qaeda, el terrorismo ha pasado a ser la nueva forma de guerra en el siglo XXI.

   "Si tienes que dinamitar la mitad de un continente y derramar un océano de sangre con el fin de destruir a un millón de bárbaros, no tengas escrúpulos de conciencia". La frase es del radical alemán Karl Heinzen (1809-1880), autor del ensayo titulado Asesinato ("Der Mord"), libro que señaló las pautas del terrorismo moderno. Su doctrina giraba en torno a una idea inquietante: "El asesinato no está prohibido en política".


   Algo parecido promulgó Osama Bin Laden el 7 de octubre de 2001, días después del terrible atentado contra las Torres Gemelas de Nueva York: "Dios ha bendecido a un grupo de musulmanes para que destruyan América e imploramos a Alá que eleve su rango y les conceda un lugar en el cielo"

   En los "Principios de la revolución", manifiesto publicado en 1869, Bakunin promulgó otra de las máximas del terrorismo moderno: "Los revolucionarios han de mostrar indiferencia hacia las lamentaciones de los condenados, y no han de aceptar ninguna componenda. No reconocemos más acción que la destrucción". Ésta se podía llevar a cabo con veneno, puñal, soga, pistola o bomba. Cualquier medio era válido para subvertir el orden establecido y acabar con las "decadentes monarquías" europeas. Pero lo fundamental era difundir los efectos de la destrucción

La ideología de Bakunin





Bakunin

   Asimismo, el revolucionario debía fingir ser quien no era. Debía ser un hombre preparado para la tortura y la muerte, una serie de rasgos que encajan a la perfección con el frío perfil psicológico del escurridizo Carlos el Chacal, cuyo verdadero nombre es Ilich Ramírez, famoso terrorista acusado de más de 80 asesinatos, que tras evadirse de la policía durante años fue finalmente detenido en Jartun (Sudán) en 1994 y posteriormente entregado a la Justicia francesa. 


   El Catecismo anarquista de Bakunin señalaba la necesidad de la revolución total para acabar con las instituciones, la moral, las estructuras sociales y la propia civilización. Aunque su ideario de bombas y atentados individuales fue rechazado por el Partido Comunista, el ejemplo de los anarquistas rusos inspiró a los grupos violentos de todo el mundo. También influyó a los terroristas indios de finales del siglo XIX, aunque éstos adornaron sus atentados con características culturales propias. Uno de sus líderes, Tilak, invocaba a la diosa Kali en sus discursos revolucionarios y comparaba las bombas con el efecto purificador de las fórmulas sagradas y la magia. "Somos todos hindúes e idólatras, y no me avergüenzo de ello", afirmó Tilak. 

   Desde sus propios orígenes, los anarquistas se apoyaron en los periódicos y el telégrafo para dar publicidad a sus atentados. Los ideólogos del terror describieron el carácter que debía tener "el buen revolucionario". Tenía que ser un soldado anónimo, duro consigo mismo, duro con los demás, sin dejar espacio para el amor, la amistad o la gratitud.   (Muy Interesante, 2004).


Métodos de terror.




Kropotkin (1842-1921)


   El concepto "propaganda por el hecho" tuvo un papel destacado en las deliberaciones del Congreso Internacional Anarquista de 1881. En esta cumbre ocupó un lugar preponderante el príncipe Kropotkin, hijo de un oficial ruso que se convirtió en uno de los principales ideólogos del movimiento anarquista. Pero el concepto "propaganda por el hecho" también fascinó al marxista Johann Most, que a pesar de ser miembro del Reichstag tuvo que huir de Alemania cuando Bismarck dictó duras leyes contra los socialistas. Además de inventar la carta bomba incendiaria, Most apoyó a los dinamiteros irlandeses y lanzó encendidas proclamas a favor de los actos terroristas: "Trabajemos todos para traer el día en que los atentados se multipliquen contra todos aquellos que tienen alguna responsabilidad en la servidumbre, la explotación y la miseria del pueblo". Most rechazó la estrategia de los partidos socialistas europeos, que defendían una paciente labor organizativa y propagandista en detrimento de actos terroristas individuales y sin sentido. Marx y Engels consideraban que Most y sus seguidores eran simples charlatanes, aunque muy peligrosos.

   Una de las primeras acciones terroristas en España se produjo el 8 de agosto de 1897, con el asesinato de Cánovas del Castillo, que fue tiroteado por el anarquista italiano Angiolillo. El clima de violencia llegó a su clímax con el intento de asesinato del rey Alfonso XIII el 13 de mayo de 1906, el día que el monarca español contrajo matrimonio con la princesa Victoria Eugenia de Battemberg. Tras la ceremonia, el cortejo inició un recorrido por la capital que fue interrumpido bruscamente a la altura del número 88 de la calle Mayor. Desde una ventana, el anarquista Mateo Morral lanzó una bomba que mató a más de veinte personas e hirió a decenas, pero los reyes resultaron ilesos. 


Seis años después, el jefe de Gobierno José Canalejas fue tiroteado en la madrileña Puerta del Sol por el anarquista Manuel Pardiñas, que acto seguido se suicidó. Canalejas había dicho en la sede parlamentaria de la Carrera de San Jerónimo que España no estaba condenada a la contraposición de dos fuerzas destructivas. "La fuerza radical, que llama a la revolución, y la fuerza reaccionaria, que llama a la guerra civil". La sublevación militar de los generales africanistas en 1936 demostró lo equivocado que estaba el político español. 


Terrorismos de todos los colores e ideologías




Recreación del atentado de Sarajevo a Francisco Fernando de Habsburgo, punto de partida de la Iª Guerra Mundial.


   Desde finales del siglo XIX, el terrorismo fue utilizado por los grupos nacionalistas para lograr la independencia. El 28 de junio de 1914, el archiduque heredero Francisco Fernando de Habsburgo fue asesinado en Sarajevo, capital de Bosnia-Herzegovina, en aquel entonces bajo soberanía austriaca. 

   El asesino pertenecía a una sociedad secreta que pretendía reagrupar a todos los eslavos del sur bajo la Corona serbia. Aquel atentado de tinte nacionalista hizo que Viena decidiera acabar con Serbia, lo que a su vez produjo efectos en cadena que desembocaron en la Primera Guerra Mundial. La idea bastante extendida de que el terrorismo es un monopolio de la extrema izquierda no se sostiene. Los movimientos católicos irlandeses, los terroristas chinos que apoyaron la rebelión de los bóxers, los grupúsculos fascistas italianos así como las tácticas de terrorismo callejero de los nazis en los años veinte muestran las diversas caras del terror a lo largo de la historia. 


   En los prolegómenos de la Guerra Civil española, tanto los grupos anarquistas como los falangistas practicaron el terror para amedrentar a los opositores. Si es difícil definir este tipo de violencia política, resulta imposible adscribirla a una ideología concreta. 


Cuando nació el Terrorismo Moderno.



   Se puede considerar que el 5 de Septiembre de 1972, durante la celebración de los Juegos Olímpicos de Munich, es el día H que dio origen al terrorismo moderno, en ese día un comando terrorista palestino, denominado Septiembre negro, entra en la villa olímpica y secuestra a once miembros del equipo olímpico israelí. Ese día y ese acto abren la puerta del terrorismo tal y como lo conocemos en la actualidad: acciones violentas, indiscriminadas, suicidas, cruentas y, sobre todo, mediáticas, con los medios de comunicación mostrando explícitamente en directo cuanto sucede y sus dramáticas consecuencias.

   Nos encontramos con un terrorismo que abandona sus supuestos objetivos militares para atacar objetivos civiles, más vulnerables y con mucho mayor impacto informativo y en la opinión pública, buscando presionar tanto al sistema político como civil para conseguir sus objetivos.


Retrato robot de un terrorista: amo o esclavo



Osama Bin Laden

   ¿Es posible describir el perfil psicológico de un terrorista? ¿Su actitud violenta responde a unas características psicológicas determinadas? La respuesta es muy problemática, por no decir imposible. Según apuntan muchos expertos, sus personalidades son tan dispares como los objetivos que persiguen los grupos a los que pertenecen.


   Sin embargo, Francisco Alonso-Fernández, psiquiatra y autor del libro Fanáticos terroristas, sí se ha atrevido a plantear un retrato robot, aunque resulta demasiado genérico. "Se trata de seres gregarios, que actúan bajo el cobijo de una organización, sufren una deformación del sentido de la realidad, un oscurecimiento mental y una pérdida de su libertad interior", señala Alonso-Fernández. 


   El psiquiatra español afirma que hay dos clases de terroristas. Por una parte están los cabecillas, individuos de fuerte personalidad y mentalidad dictatorial. El resto son los adoctrinados, aquellos personajes violentos que esconden su inseguridad en el respaldo del grupo.




La Actualidad del Terrorismo.



Uno de los terroristas de Londres

   Sin duda, los últimos acontecimientos nos acercan a una nueva realidad del terrorismo, con éstos atentados de Boston, Londres y París parecen buscar el terror por el terror, que estemos siempre alerta, que nos sintamos inquietos e indefensos, además consiguen lo que siempre han buscado: notoriedad en los medios de comunicación. 

   Si tomamos en cuenta los últimos acontecimientos, éstos atentados parecen dirigirse contra eventos multitudinarios (Boston), contra embajadas en países del norte de África y/o contra militares individuales que confiados van andando por la calle sin percatarse de que alguien les observa en la distancia (además de los habituales en países en conflicto como Irak o Afghanistán), . Esta situación está creando también que corpúsculos de ultraderecha empiecen a salir a la calle manifestándose y organizándose. Sus ideologías xenófobas ya han aterrizado en el Parlamento Griego (ayudados también por la situación crítica que vive Europa) y ahora tienen otro caldo de cultivo con los últimos atentados terroristas. Me temo que estamos viviendo el resurgimiento de otra plaga de dimensiones globales: la del odio y la intransigencia, que desde su ceguera también les den alas a los terroristas...

Comentarios

Entradas populares de este blog

STANLEY FORMAN (1976). Fotografías que cambiaron el mundo.

El misterio de Miguel Mañara

YASUSHI NAGAO (1960). Ideología y muerte.