El Mito de la Caverna


   Indudablemente hablamos de Platón, que en su libro VII de "La República" nos dejaba una de las visiones alegóricas más impactantes de una realidad fantasmagórica, que según su teoría nos regía y delimitaba nuestra realidad cotidiana. No creo que haya habido nada tan famoso y tan visual, en la historia de la literatura clásica, que la visión que nos legó éste insigne literato, poeta y filósofo con su idea de una sociedad encadenada, obligada a mirar una pared oscura dentro de una caverna, dando la espalda al único foco de luz que era una entrada larga y que daba al exterior, donde un muro impedía ver las cosas tal y como eran, y que sólo permitía entrar a las sombras de los objetos que desde el exterior emitían sus siluetas oscuras al interior de la caverna, donde las personas que allí se encontraban las veían y las creían como la única realidad posible.

   Platón, bueno, su voz puesta en los labios de Sócrates, verdadero instructor de ésta visión traumática de la realidad, nos sitúa en este mundo alternativo, nos hace ser los encadenados a ese muro, nos obliga a mirar a las sombras cara a cara para desvelarnos lo que ocurriría si alguno de nosotros nos atreviéramos a soltarnos de las cadenas y salir a la superficie; lo primero que ocurriría es que nos deslumbraría la luz del Sol, su brillo, el color de las cosas, de los árboles, de las flores, nos daríamos cuenta de que lo que pensábamos que era la realidad tan sólo sería una simple sombra, un simple reflejo, la silueta oscura de una realidad brillante y colorida, y claro, aún cegados por tal brillo, con el corazón latiéndonos a mil, volveríamos a la caverna para avisar a todo el mundo de que la realidad no es lo que vemos, no son las sombras con las que hemos convivido durante toda nuestra vida, no, la realidad no es lo que nos hunde cada día en la negrura, no son las frustraciones diarias, no es el desempleo que nos tiene apocados en un rincón, no son los impuestos usureros que nos desfondan los bolsillos, ni siquiera las noticias que nos acobardan y hunden cada día un poco más... la realidad está mucho más allá de todo ello, sólo hay que abrir los ojos, dejarse llevar por la ilusión, por el arrojo, tenemos que pelear por buscar la realidad, por asirla con ambas manos, enfrentarnos con las sombras que nos hacen ver una realidad inexistente, enfrentarnos con el miedo, con la premura, con la corrupción y la desidia... como decían en una serie mítica:"la realidad está ahí fuera".

   Pero Platón fue mucho más cruel y negativo con la sociedad en la que vivía, y en el final de su libro, como despedida, nos dejó una visión dramática donde la sociedad en su conjunto, encadenada aún, no quiere escuchar al iluminado que viene con otra visión de la realidad y entre todos acaban con él, y continúan encadenados, mirando las sombras e interactuando con ellas, como su única realidad posible... tal vez con ello nos dejaba su particular visión de la muerte de Sócrates, condenado a morir tomándose una copa de cicuta por no reconocer a los dioses atenienses y por corromper a la juventud al hablarles de otras realidades, de otros mundos... qué poco hemos cambiado.

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