Muerte en Noruega

Matar es fácil, lo puede hacer cualquiera. Viéndolo desde el salón de nuestras confortables casas puede no parecerlo, nos puede parecer increible, pero debe serlo, sobre todo para mentes sin escrúpulos y con el objetivo muy claro, sabiendo lo que quieren hacer, teniendo las ideas muy claras de que su fín es ese, probablemente para la persona de la calle, para nosotros que vamos andando, corriendo, que no llegamos al trabajo, que nos paramos en el semáforo en rojo, que ayudamos a una persona mayor a subir un escalón nos de escalofríos y no queramos creérnoslo, pero visto fríamente es así, sino como nos podemos explicar que una persona como este Noruego llamado Anders Behring Breivik halla podido matar nada más y nada menos que a casi cien personas en la mayor atrocidad cometida en Noruega desde la 2ª Guerra Mundial, vamos, una masacre.
Lo más gracioso es que se escuda en una supuesta defensa de una ideología fundamentalista de derechas, ligada a una determinada ideología social y religiosa, lo cual, lógicamente, es absolutamente inaceptable. Estos personajillos se creen que por tener una ideología cualquiera deben de hacernos pasar a todo el mundo por el aro aceptando sin más sus creencias como las verdaderas. Y todavía tenemos que dar gracias a que al parecer este tipo estaba sólo, por que todavía podemos recordar aquel 11-S o aquel otro 11-M en el que a otros supuestos "iluminados" les dió por barrer parte de nuestra cultura occidental, para hacer prevaler sus creencias.
Pero la diferencia entre unos y otros es que mientras a éste chiflado le está defendiendo un abogado que puede utilizar argumentos legales, con la intención de defender a su cliente, intentando hacernos creer una u otra cosa, pero cuyo objetivo es conseguir para su defendido la menor pena posible, en otros países ajustician a mujeres sin poder siquiera defenderse, símplemente por que le fué infiel a su marido que le pegaba nada más entrar en la casa, mientras que al amante ni siquiera le ponen una sanción administrativa... Así va el mundo.
No voy a valorar nuestra justicia, ni nuestro baremo de sociedad, ni nuestra libertad religiosa o ideológica, ni la defensa de la igualdad para todos, creo que están ahí y hay que defender esos paradigmas de nuestra cultura y civilización, pero lo que si creo es que deberíamos intentar hacer una justicia más equilibrada, menos hipócrita, más realista, todavía me duele que al "Cuco" se le haya juzgado como menor por la muerte y violación de Marta del Castillo, un hombre de 17 años es tan hombre o incluso más que uno de 18 años, y no debería juzgarse a una persona por la edad, sino por el delito, y una vez el juicio en marcha podríamos valorar determinadas cuestiones, entre ellas, sin duda, la edad.
Pero no me voy a alejar del tema que ésta mañana me ha traído hasta aquí, los asesinatos de Noruega y al autor de los mismos, el cual su abogado pretende alegar enajenación mental o directamente algún estado de locura (ya no se si se atreverá a decir transitoria), y si no que se lo pregunten a las familias de las 8 personas muertas por la explosión o a las más de 85 que murieron en la isla de Utoya, un lugar paradisiaco, con forma de corazón, que ya quedará para la eternidad como el lugar donde se cometió el horror...
Cada cierto tiempo una masacre de este tipo nos hace despertarnos con sudor frío y mirar a nuestros hijos y pensar: "Dios mio, a qué mundo he traído a mis hijos".

Comentarios

Francisco Ortiz ha dicho que…
Y cómo podríamos sacarlo de él, llevarlos a un lugar donde no les hagan daño, sí.
Está muy bien dicho lo de la ideología, mejor lo de los abogados y la justicia, insuperable el tono. Siente uno tristeza y rabia y deseos de que no haya olvidos después.
Carlos Espinar ha dicho que…
Sobre todo eso, Paco, tenemos que evitar el olvido, por respeto, dignidad y justicia.

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