Cómo proteger a los jóvenes. El caso de Amina Filali.

Ser niño supone confiar en que los adultos velemos por ellos, que la sociedad esté pendiente de sus necesidades, de su educación, de que se conviertan en adultos responsables y socialmente activos. ¿De verdad la sociedad está siendo eficiente en ésta labor...?.
En Jaén acaba de suceder otro hecho de éstos que nos sacan de la siesta con sensación de sequedad en la garganta. Un caso de malos tratos, violencia de género, una niña indefensa retenida contra su voluntad, y todo ésto en una casa en mitad del campo. Vamos, de película de terror. Luego, la primera explosión de los medios se amortigua, y la verdad empieza a florecer
Todo empezó en Febrero, cuando la madre de la menor se presentó en Menores de la Junta para solicitar auxilio ya que necesitaba ayuda para poder enderezar a su hija, ya que por su comportamiento rebelde se veía impotente para poder educarla. Le comunicaron que estudiarían el caso, pero que en principio parecía que no iban a poder hacer nada, no había problemas en la familia, era una famila socialmente apta, aunque los padres estuvieran en vías de divorcio, y no había antecedentes de ningún tipo de violencia ni malos tratos. Así que las cosas siguieron como hasta entonces.
Poco después nos encontramos en Úbeda, Jaén, donde una niña de 16 años se presenta en comisaría denunciando a su padre por haberla castigado encerrándola en la obra de una casa en obras en una urbanización cercana. Las autoridades pusieron en funcionamiento todo el engranaje y detuvieron al padre para evitar males mayores y a la niña, después de tomarle declaración, la llevan a un centro de acogida, en un coche de camuflaje, claro, ya que es víctima de malos tratos y hay que protegerla.
Cuando se empieza a investigar el caso, el padre confiesa su delito, declara que su ex-mujer le había llamado para decirle que había pillado a la niña con marihuana entre sus cosas, y que le pedía que la castigara. Así que decidió castigarla sin salir de casa, pero claro, cómo lo hacía, pues se le ocurrió llevarla a la casa que estaba construyendo en una urbanización cercana. Y dicho y hecho, allí que la llevó. Por las fotos la vivienda, aunque aún sin terminar, pero al parecer ya dispone de todas las estructuras para poder habitarla. Poco después la niña forzó la entrada a la vivienda y se escapó y fue cuando se dirigió a comisaría para denunciar a su padre... y ahí comenzó su calvario: 2 días en un calabozo y señalado por los medios como un maltratador.
Al cabo de unas horas la niña se escapa del Centro con una amiga, y la encuentra un control rutinario de la guardia civil. La encontraron en un coche junto con dos adultos y otra niña, los adultos la recogieron haciendo auto-stop.
Y ahora el padre ha pedido ayuda psicológica para intentar arreglar la situación familiar y se está planteando interponer una denuncia contra el Centro de Acogida y la Junta de Andalucía... y yo pregunto: ¿Dónde hay que firmar...?
Luego me voy al otro lado del estrecho y escucho una noticia que me pone los pelos de punta, aún más. Una niña marroquí, Amina Filali, de 16 años, que fue obligada por su familia a casarse con el hombre que la violó cuando tenía 15, un hombre de 26 años.
La historia empezó hace un año, cuando la familia de Amina denunció ante las autoridades por "perversión de menores" a Mustafa Sallak, forma de manifestar que la había violado. Entonces, otra familia se ofreció como intermediaria para intentar llegar a un acuerdo, por otro lado muy habitual en las zonas rurales de Marruecos, el cual, según el Artículo 475 del Código Penal de ese país, permite que el violador se libre del juicio, y de la posible prisión, casándose con su víctima. Al hacerlo reconoce su delito.
Los padres de una y otro accedieron al enlace y un Juez de familia de Larache autorizó el matrimonio de la menor, ya que así lo exige la moudawana, el código de familia en vigor desde 2004.
En Verano la niña se fue a vivir con la familia de su nuevo marido, ya que éste, trabajador agrícola, no tenía casa propia ni posibilidades de adquirir una, así que se fueron a vivir con su familia a Chourfa. Aquí debieron empezar los verdaderos malos tratos, ya que la niña intentó varias veces regresar a casa, suplicándole a su padre que volviera a admitirla en casa porque su nueva familia la obligaba a realizar las tareas más duras y sacrificadas de la casa y no paraban de insultarla y maltratarla diciéndole: "sucia, que eres una prostituta", ya que al parecer la acusaban de haber provocado a su hijo para que la violara... pero el padre no la quería de nuevo en casa, sería una deshonra, y la niña volvía en silencio a su prisión... hasta el Sábado pasado, que gritó mientras ingería el matarratas, y nadie la escuchó. La agonía duró varias horas, mientras el líquido, en el recorrido por su cuerpo menudo, dejaba su huella corrosiva y mortal.
Fouzia Assouli, presidenta de la Liga Democrática de los derechos de las Mujeres en Marruecos, ha declarado que: "“Es vergonzoso el silencio de las autoridades ante este trágico suceso”, insiste. “Hace años que venimos reclamando una ley que proteja a las mujeres de la violencia machista, pero ni siquiera conseguimos la derogación de ese artículo del código penal que, en el fondo, legitima la violación”, prosigue.
Impulsado por el rey Mohamed VI, el nuevo código de familia supuso un avance para las menores porque, por ejemplo, los padres no podían casarlas a menos que un juez lo autorizase.

Los magistrados, una estirpe muy conservadora en el país, suelen dar su visto bueno la mayoría de las ocasiones que así se lo solicitan las familias que quieren casar a una hija menor de edad. En 2009, último año para el que hay estadísticas disponibles, recibieron 42.000 peticiones de matrimonios por ésta ley, y accedieron a 33.253, un 8% más que en el año anterior.

Y en Jaén, el padre de la menor de Úbeda, sigue esperando que lo juzguen por castigarla.

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