La sombra de los días

Hay autores que deberían existir para siempre, como las estrellas en el cielo, que noche tras noche nos acompañan, mientras dormimos están ahí, están ahí cuando acunamos a nuestros retoños y siguen ahí cuando nos acostamos cansados del día eterno tan corto... y aunque no pensemos en ellas, nos acompañan durante el día, cuando paseamos, o estamos con los amigos, o cuando se va alguno o cuando vuelve...
Sinceramente pienso que hay escritores que deberían permanecer siempre ahí, como los recuerdos agradables. Pero los escritores sólo saben hacer eso, escribir, y cuando ya no pueden, cuando la pluma, el bolígrafo o el ordenador les pesa demasiado, cuando las ideas se aturullan o los recuerdos se pierden, cuando el aroma de las flores deja pasar a la humedad de las esquinas, entonces les da por publicar libros de su primera juventud que nunca habían visto la luz (por algo sería), o escritos periodísticos ya amarillos, o antologías de relatos seleccionados por un amigo o por alguien que ni les conoce...
En mi humilde opinión, hay escritores que deberían permanecer en el recuerdo de sus libros como las fotografías en la contraportada: siempre jóvenes, eternos y no deberían jugar con su posteridad, deberiamos quedarnos con su rostro sereno, con el aliento de un libro fresco, con el aroma de su literatura. ¿Por qué dejan a estos grandes escritores desmenuzar ese recuerdo con un libro que no merecía estar ahí?
Y eso creo que le ocurre al último libro que he leído:"La sombra de los días" de D. José Luis Sampedro, para mi uno de los grandes escritores que ha dado la lengua española en los últimos tiempos, y creo que injústamente olvidado de esos grandes premios: Cervantes, Nobel... que aunque se pudieran considerar una simple anécdota, pero proporcionan al que lo recibe el reconocimiento público y futuro de su obra, y la posibilidad de que generaciones futuras puedan seguir leyendo su obra, otorgan la eternidad.
Y mi decepción mayúscula llega cuando, después de que se hubiera convertido en uno de mis autores de culto, después de leer "La sonrisa etrusca" para mí uno de libros más bonitos, honrado, sensible, lleno de dulzura y melancolía; después de haber escrito: "Octubre, Octubre", "La vieja sirena", "Real Sitio" e incluso con "Monte Sinaí", libros donde alcanza un estilo profundo, narrativo, sugestivo, lleno de matices y claroscuros que enriquecen a quién los lee, publican un libro como el que aquí comentamos.
Por todo eso, por haber llegado tan alto, por haber conocido el vuelo de las águilas, por haber visto, escrito y vivido tanto, no entiendo que luego publique un libro de juventud que no tiene la altura narrativa que alcanzó posteriormente. Siento decirlo, pero me encanta Jose Luis Sampedro y me decepciona "La sombra de los días", por eso os invito a que lo leaís, y entre todos rescatemos la obra del naufragio, si es posible hacerlo.
Pero no quiero que penseis que soy un desagradecido, y precisamente por eso, por las horas que he ganado entre sus páginas, por el recuerdo de sus libros, por enseñarme a saborear las cosas quiero agradecer a D. Jose Luis Sampedro el habernos ofrecido su obra, su literatura y su persona, hay muy pocos que, como él, salgan de entre el lodazal como un jardín epicuro, para alegrarnos con su visión, su colorido y su olor a madreselva... Gracias por haber escrito.

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