TALIDOMIDA


Hay cosas maravillosas en este mundo, ver amanecer sobre Estambul, tener amigos que no te olvidan o simplemente levantarte un día con la persona que quieres... pero creo que lo más maravilloso que nos ofrece este mundo tan complicado es la posibilidad de tener un hijo: verlo crecer dentro del vientre de su madre, ver sus primeras patadas o sentirlas, sentir como siendo algo nuestro cobra vida. Muchas mujeres dejan de fumar o de beber alcohol mientras están embarazadas para no perjudicar al bebe, los maridos las cuidan como si se fueran a romper, se crea un ambiente de infinita alegría cada día que pasa. Es algo muy bonito, lo se.
Y supongo que tiene que ser un momento muy difícil y muy amargo ver nacer a tu hijo y que tenga alguna tara física o psíquica, de alguna manera verlo incompleto, te puedes llegar a sentir culpable, creo que la vida no te puede castigar más... y si encima te dicen que la culpa fué tuya...
Bueno, en verdad en el caso que nos ocupa la culpa no fue ni de las madres ni de los padres, fue de un ansia de dinero desmedido por parte de un grupo de personas demasiado obcecadas por la facilidad de la ganancia cercana, de obtener beneficios a corto plazo, de ganar más y más sin analizar de forma adecuada lo que estaban ofreciendo, pusieron un medicamente a la venta, precisamente para las mujeres embarazadas y para personas jóvenes, sin haber hecho los análisis adecuados y las consecuencias se vieron unos meses después.
Miles de bebes nacieron en todo el mundo con serias malformaciones físicas irreversibles, y lo peor de todo es que hubo médicos que en otros países lucharon para que se hiciera más investigación al respecto porque creían que no se habían hecho los estudios suficientes, eso ocurrió con algunos médicos en EE.UU. pero en Europa y Africa fueron menos concienzudos y la comercializaron inmediatamente, también es cierto que entonces tampoco se exigian tantas pruebas clínicas como ahora, precisamente tras lo que ocurrió con éste caso.
Ahora cientos de personas en España exigen a la empresa que comercializó el producto que los indemnice, ya han pasado 50 años y muchos ya no están pero los que quedan siguen arrastrando su dolor de juzgado en juzgado intentando que alguien no sólo les mire cuando hablan, sino que también les escuche. Parece vergonzoso que esa empresa (Alemana para más datos) intente callar las voces dándoles una limosna en vez de hacer un estudio serio y comprometido con lo que hicieron e indemnice a éstas personas con algo que les permita vivir con dignidad y no con migajas.
Y además lo más duro es que en España se siguieron comercializando dos años después de que otros países lo dejaran de hacer por lo que había ocurrido, eso si que es duro...
Y lo peor de todo es lo que tuvieron que sufrir sus madres cuando les vieron nacer, o peor aún, cuando les dijeron que toda la culpa la tuvieron aquellas pastillas que se tomó un día porque le dolía la cabeza, ese momento tuvo que ser el peor de su vida...

Comentarios

Francisco Ortiz ha dicho que…
El peor de sus vidas, que siempre irán con pena y con un dolor que nada remediará.
Un texto necesario y vigoroso, amigo. Te dejo aquí un abrazo.
Carlos Espinar ha dicho que…
Gracias Paco por tus palabras, ya sabes que si sigo aquí en gran medida es gracias a tí.
Creo que es necesario recordar y valorar todas las injusticias, lanzar un grito al aire, tal vez no nos escuche nadie, pero al menos que nadie nos quite el derecho al pataleo...
En este caso concreto además me gustaría darle un abrazo muy fuerte a los padres de aquellos niños por todo el sufrimiento que les hicieron pasar, y por supuesto otro a estos niños que han tenido que arrastrar el pecado de los demás en su andar diario.

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